Jesús enseñó que el mayor de todos los mandamientos es amar “al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37). Dios tiene todo derecho a nuestro amor porque él nos creó. Cuando el hombre cayó en pecado, Dios hizo lo que solo el amor perfecto podía hacer; él compró nuestra salvación. El enemigo de Dios, Satanás, intenta constantemente alejarnos de Dios y hacernos amar y adorar a otras cosas. Una de esas cosas que usa hoy es la fotografía.
Desde los tiempos del Antiguo Testamento, Dios ha prohibido hacer imágenes porque desplacen el amor por él en el corazón humano. Tome en cuenta los Diez Mandamientos: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso” (Éxodo 20:4-5). El propósito de este mandamiento era que él, y nada más, tendría el primer lugar en nuestro corazón. Aunque este mandamiento fue dado en la época del Antiguo Testamento, aun da dirección para nosotros hoy en día. Las palabras “no te inclinarás a ellas, ni las honrarás” indican que no debemos usar la fotografía de manera que promueve el sí mismo. A veces puede ser necesario usar una fotografía para fines ilustrativos, pero nunca debemos usar la fotografía para fines de vanidad u orgullo.
La idolatría no era problema solamente del Antiguo Testamento. Aunque en los tiempos del Nuevo Testamento, Israel había renunciado en gran medida la idolatría pagana, el apóstol Juan fue movido por el Espíritu de Dios a advertir: “Hijitos, guardaos de los ídolos” (1 Juan 5:21).
Las fotografías de hoy en día pueden ser ídolos y muchas veces reflejan la soberbia del corazón de uno. Sin decirlo en tantas palabras, tienden a proclamar: “Mírame, admira a mis hijos, observa dónde he estado, mira lo que yo he hecho”. Esto llega a ser semejante a servir la criatura más que al Creador (Romanos 1:25). En lugar de enfocarnos solo en Dios, permitimos que yo mismo y la soberbia compartan el trono de nuestro corazón. La Biblia nos dice que la soberbia es una abominación a Dios. “Abominación es a Jehová todo altivo de corazón” (Proverbios 16:5).
Los ojos del cristiano están fijos en el cielo. Ahí es donde quiere ir, cuesta lo que cuesta. Los santos del Antiguo Testamento confesaron “que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra” (Hebreos 11:13). En los tiempos del Nuevo Testamento, Pedro nos exhorta: “Amados yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” (1 Pedro 2:11).
Nuestra tendencia carnal es guardar y amar las cosas del mundo. La fotografía tiende a unirnos al mundo. En lugar de disfrutar las vistas y experiencias que la vida nos ofrece y luego pasar a lo que Dios tiene para nosotros en el futuro, queremos grabar y exhibir eventos pasados. “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo” (1 Juan 2:15-16).
Los antepasados de la iglesia dejaron escritos de su creencia sobre la creación de imágenes. “Siglos antes, Moisés ordenó expresamente que no se hicieran ni esculpidos, ni fundidos ni pintados. Esto fue para que no nos aferremos a las cosas que sentimos, sino a las cosas espirituales. Pues estimular de más el sentido de la vista disminuye la reverencia hacia lo divino” (Clement de Alexandria, circa 195 d. C.).
Un escritor cristiano primitivo, Orígenes, escribiendo alrededor del año 298 d.C. dijo: “La creación de imágenes es un arte que atrae la atención del hombre necio. Quita nuestra atención de Dios y la enfoca en el mundo. Por eso, había entre ellos una ley del siguiente sentido: no traspasar la ley y hacer de sí mismo una imagen tallada, ni cualquier semejanza de hombre o mujer”.
La fotografía sensual y recreativa no le agrada a Dios. Sin embargo, no todos los usos de la fotografía están motivados por la soberbia. Los documentos legales como licencias y pasaportes requieren fotos. En ocasiones, utilizan las fotografías para verificación o documentación. También se usan para transmitir información e instrucciones que de otra manera serían muy difíciles de transmitir. Ninguno de estos usos nace de la sentimentalidad o soberbia.
Tenemos cuidado de no comer alimentos contaminados porque nos preocupamos por el bienestar de nuestros cuerpos. Se evitan algunos medicamentos que tienen efectos secundarios perjudiciales, aunque tengan algunas cualidades beneficiosas. Así es con muchos comodidades y dispositivos que el mundo ofrece. Como seguidores de Cristo, debemos percibir si lo que se ofrece el mundo ayudará a nuestra vida cristiana o si nos estorbará y finalmente nos llevará al pecado.