Empiezan los diferentes idiomas
Los descendientes de Noé muy pronto olvidaron la historia del diluvio. Sus familias siguieron creciendo hasta que hubo mucha gente en el mundo. Además, volvieron a hacer lo malo.
Al viajar hacia el oeste, la gente encontró una gran llanura. En ese tiempo todos hablaban el mismo idioma. Hablando entre ellos, dijeron: “Vamos, hagamos ladrillo, y cozámoslo con fuego. Edifiquémonos una gran ciudad con una torre muy alta. Y hagámonos un nombre, para que no seamos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.”
Después empezaron a edificar la ciudad y la torre. Pero Dios vio lo que hacían, y se disgustó mucho.
Dios hizo que los hombres hablaran en muchos idiomas distintos. Los constructores no pudieron terminar la ciudad ni la torre porque ya no se podían entender el uno al otro. El trabajo se detuvo y la gente comenzó a esparcirse por todos lados. La ciudad, sin terminar, fue llamada Babel, que quiere decir confusión. Desde ese tiempo se ha hablado muchos idiomas diferentes.
Con el paso del tiempo, más y más gente oraba a las imágenes hechas de madera o de piedra, llamadas ídolos. Ellos creían que estos ídolos eran dioses que podían escuchar sus oraciones y ayudarlos. No oraban al Dios verdadero, ni conocían su voluntad. Ellos hacían muchas cosas malas.
Pero Dios vio a un hombre diferente en la ciudad de Ur. Ese hombre, Abram, adoraba a Dios. Él siempre trataba de hacer la voluntad de Dios aunque mucha gente mala vivía en su derredor. Entonces Dios le dijo: “Abram, vete de tu tierra y de tu casa a la tierra que yo te mostraré. Yo te bendeciré y tú serás bendición para otros.” Aunque Abram no entendía todo el plan de Dios, él le obedeció.
Génesis 10; 11:1-9; 12:1-4
La ciudad y la torre son construidas.
Padres:
“Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones” (Lucas 1:51).
Niños:
1. ¿Estuvo contento Dios con la construcción de la torre de Babel?
2. ¿Qué hizo Dios para detener la construcción?
3. ¿Qué le mandó Dios a Abram que hiciera?