Salvación
¿Sabe usted que has sido hallado culpable de pecado ante un Dios santo y que estás sentenciado a la muerte? Si el humano pecaminoso quiere escapar esta muerte eterna y ser salvo para la eternidad, tiene que recibir la misericordia de Dios. La misericordia en este respecto consiste en que Dios suspenda lo que merecemos. A pesar de que la salvación es sin precio y que no puede ser ganado, Dios no da su misericordia a personas sin condiciones. La condición sobre la cual Dios otorga la misericordia se contiene en una sola palabra: el arrepentimiento.
Hay muchas personas en el mundo hoy en día con corazones atribulados. Hay muchas razones por estar atribulados. Podemos estar seguros que Dios sabe la razón y está esperando darle paz al corazón atribulado que venga a Él con fe. Dios te ama y desea morar en tu corazón. El corazón del hombre, tal como se usa en esta ilustración, es la posición en que el hombre basa sus afecciones, o el ‘verdadero tu’. Las cosas que tú haces nacen de tu corazón.
La Biblia es la Palabra de Dios, la verdad eterna. Contiene el relato de la creación, de la desobediencia del hombre hacia Dios y la agonía que cayó sobre la humanidad a causa del pecado. También nos cuenta del amor de Dios hacia el hombre y del plan para redimirlo. Nos habla de un Salvador quien nació, murió por los pecados del hombre y fue resucitado de la muerte para su salvación. Él que cree su mensaje tendrá perdón de pecados, tranquilidad de mente, amor para todo el mundo, poder sobre el pecado y una esperanza viva de vida eterna.
¿Da respuesta la Biblia a la pregunta hecha muchas veces, que si puede uno tener evidencia de salvación? ¿Puede el hombre saber si son perdonados sus pecados o no, o tiene uno que esperar hasta el día del juicio para saber? Sería un peligro muy grande y desafortunado dejar esa pregunta tan importante pendiente hasta entonces.
¿Qué debo hacer para ser salvo? ¿Cómo puedo lograr la paz hoy y alcanzar una morada celestial en el futuro? Tenemos que ir a Dios para la respuesta. He aquí lo que dice la Biblia en cuanto a Dios y cómo encontrar la salvación. Dios es el supremo Creador del universo. Él es un Padre amoroso que ama a sus hijos y requiere la obediencia y devoción de ellos. Los corrige cuando yerran del camino, pero los perdona cuando se arrepienten. EL CREADOR—En el principio creó Dios los cielos y la tierra (Génesis 1:1). Apocalipsis 4:11; Hebreos 11:3; Colosenses 1:16–17
Algunas de las batallas más grandes de la vida se realizan dentro del corazón. Muchos líderes a través de la historia han tenido la intención de conquistar otras naciones. Algunos gobernantes y líderes egoístas incluso han pensado en gobernar el mundo entero. Esos líderes han obligado a miles de soldados a la batalla debido al deseo egoísta de poder, riqueza y fama.
Hace muchos años, los hijos de Israel viajaban de Egipto a Canaán. Eran una nación de alrededor de un millón de personas. Dios les sacó de Egipto de una manera milagrosa y Moisés era su líder. De noche les iluminaba con una columna de fuego, y de día los protegía del calor con una nube.
La salvación del alma es el asunto más importante que jamás se va a enfrentar. Es la cuestión de dónde una persona pasará la eternidad. Jesús claramente dijo: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36). Que esto nos impulse a abordar la situación con urgencia.
Desde que Adán y Eva desobedecieron a Dios, hay una semilla de pecado en cada uno. La tengo yo, la tienes tú, la tenemos todos. “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Cuando era niño, la sangre de Jesús cubría mis pecados y sentía libre y feliz. Con el paso de los años, ya no me sentí tan libre. Esta semilla producía pensamientos pecaminosos y yo hacía cosas indebidas. Empecé a sentirme incómodo. A veces me sentía confundido o asustado.
Este mundo es un lugar inquieto. Vemos a la gente apresurada con mucha actividad, tratando de encontrar satisfacción en su vida. Muchos se dedican a buscar las riquezas. Otros quieren todos los placeres de la vida sensual. Hay otros que quieren una vida de ocio, y arreglan su vida para trabajar menos y jugar más. Sin embargo, sus espíritus se quedan intranquilos. Con el tiempo los aparatos, los placeres y las posesiones pierden su atracción. Cada nueva diversión capta la atención por un rato, pero pronto se pierde el interés en ella. Algo hace falta.