Tratados
EL NACIMIENTO DE CRISTO
Entre todas las historias, la historia del nacimiento de Cristo queda más cerca al corazón de los cristianos. Es uno de los milagros más grandes de todas las edades. En ella se revela el amor de Dios al ser humano. El hombre, por el pecado, se apartó de la comunión con Dios. Dios prometió a Adán y Eva un redentor después de su transgresión en el huerto de Edén (Génesis 3:15). Era el plan de Dios restaurar o hacer volver lo que fue perdido.
LA PUREZA EL AMOR LOS HOGARES FELICES LA CONFIANZA LA CONCUPISCENCIA LA VERGÜENZA EL TEMOR LOS HOGARES DESCOMPUESTOS LA SOLEDAD La violencia, la fornicación y otras costumbres desordenadas abundan en la televisión, las películas y en mucha literatura. Esta influencia malvada entra al hogar como entretenimiento. La mente del hombre, la mujer y los hijos está llena de deseos y pensamientos inmoderados y sensuales. Es una lástima que este ambiente malvado se encuentra hasta en los hogares de algunos que se llaman cristianos.
EL PERDÓN
Perdón por la sangre de Cristo “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Peter 1:18-19). Nuestro perdón viene por medio de la muerte de Cristo y el derramamiento de su sangre por los pecados de todo el mundo (Hebreos 9:22). Falta de perdonar trae consigo la esclavitud Perdón incondicional Acercarse a Dios
“Venid, ved.” Estas palabras escritas en Juan 4:29 fueron habladas por una mujer samaritana con un sentido de asombro y admiración. Ella acababa de conocer un hombre en el poso del pueblo que dijo que era el Mesías. Aunque no hablaron muchas palabras, algo le convenció que Él sabía todo acerca de ella. Ella sintió su amor y compasión aunque estaba viviendo en pecado. Con urgencia regresó a su pueblo, olvidándose de su cántaro. “Venid,” ella dijo, “venid a ver y escuchar por ustedes mismos”.
Jesús estableció su reino cuando estuvo en la tierra. Nosotros que hemos entrado en este reino hemos hallado que es un lugar de placer profundo y satisfacción duradera. Es un reino de paz. Allí no hacemos instrumentos de destrucción, ni nos adiestramos para la guerra (Isaías 2:4). El mundo ha tenido muchos reinos en el pasado, pero han ascendido por la fuerza de sus reyes y guerreros y han caído por sus debilidades.
El Señor vendrá como ladrón en la noche: inesperado (2 Pedro 3:10). ¿Y por qué creemos que será pronto? Mira a tú derredor. ¿Qué es lo que ves? SOMOS PECADORES TODOS Lo peor será que, por la rebelión, negligencia y amor a los placeres y pecado, perderemos la recompensa de salvación eterna. Ninguno tendrá la culpa sino nosotros mismos. Escogimos estar allí, siempre sabiendo que habríamos podido ser salvos, porque el amor de Dios hizo un camino para que pudiéramos escapar este destino. EL AMOR DE DIOS LA RESPONSABILIDAD DEL CRISTIANO ¡Cristo acerca! Sí pronto vendrá;
Cada persona adora a un dios. Hay quienes adoran objectos, otros adoran a un ser humano, unos adoran una imagen y algunos se adoran a sí mismo. Revelan su devoción a su dios de varias maneras. A medida que la gente adora a estos dioses, todavía queda un anhelo y llanto en sus corazones. Solo encuentran un alivio temporal para el clamor de sus almas, y tienen poco valor para enfrentar el mañana. Lamentablemente, nada cambia. Todo sigue igual que el pasado. El dios que sirven es incapaz de llenar el vacío en sus vidas.
ENSÉÑANOS A ORAR
La oración es una petición humilde dirigido a Dios el Padre en el nombre de Jesús. La oración es una expresión de nuestro corazón hacia un padre amante en el cielo. Por medio de la oración nuestro espíritu comunica con Dios, sea por medio de palabras o por pensamientos. Dios quiere que hablemos con él. Podemos acercarnos a él con gratitud, súplicas y decepciones.
Creo que fue durante este tiempo que alguien denunció nuestra situación a los servicios sociales porque no mucho tiempo después la policía vino y llevaron a mí y a mi hermano. Recuerdo que trataba de huir y mi padre, llorando, me agarró y me dijo que tenía que ir. Yo estaba sentada en el coche de la policía, llorando. Me llevaron a un lugar desconocido. Luego me llevaron a un hogar de acogida. Estaba con un hombre y una mujer. El hombre no era un buen hombre. Fue una experiencia mala.
¿Da respuesta la Biblia a la pregunta hecha muchas veces, que si puede uno tener evidencia de salvación? ¿Puede el hombre saber si son perdonados sus pecados o no, o tiene uno que esperar hasta el día del juicio para saber? Sería un peligro muy grande y desafortunado dejar esa pregunta tan importante pendiente hasta entonces.